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Las cámaras a color son una buena opción para principiantes u observadores ocasionales. La imagen resultante se obtiene rápidamente.

Estas cámaras llevan integrada una matriz de Bayer, que solo procesa determinada información de cada píxel. Por su parte, las cámaras en blanco y negro carecen de esta matriz, por lo que son más sensibles, muestran más tonos de grises y una mejor resolución. Equipadas con filtros especiales, permiten captar otros detalles, como la atmósfera de un planeta.

Para conseguir una imagen a color a partir de una cámara monocromática hay que sacar cuatro fotos, cada una con un filtro de color (luminancia, rojo, verde y azul, también abreviado a filtros LRGB) y después combinarlas todas en el ordenador. En este caso, resulta más cómodo usar una rueda de filtros.