¿Porro o techo?
A continuación hablaremos de las indiscutibles ventajas del clásico diseño de Porro y la variante moderna de techo.
Pero que no cunda el pánico, esto no es una lección de arquitectura… Por Porro y techo se hace referencia a dos sistemas de prismas diferentes que se emplean en binoculares.
¿En qué se distinguen los binoculares con prismas de Porro y aquellos con prismas de techo?
La diferencia reside mayormente en que utilizan diferentes sistemas de prismas para enderezar la imagen que se obtiene del revés. Como sus nombres bien indican, se trata de los prismas de Porro y los de techo. Por explicarlo de forma sencilla, en el caso de los Porro la trayectoria de la luz se desarrolla en ángulos rectos, mientras que en los de techo lo hace en ángulos pronunciados con una forma similar al tejado de una casa.
Los binoculares de techo son algo más populares que los de Porro. Además, los prismáticos también se diferencian bastante por fuera. Los de Porro tienen los objetivos algo más separados que los oculares y los de techo son más compactos y pequeños.
Todo ello se debe al diseño de sus prismas. Los Porro presentan una forma relativamente voluminosa. Su ventaja es que ofrecen una experiencia de observación muy plástica. En lo relativo al enfoque, los binoculares de Porro llevan un enfoque externo, mientras que los de techo llevan un sinfín dentro del tubo. A menudo se prefiere el enfoque de los Porro, porque es muy estable y está bien protegido frente a la humedad.
No se puede afirmar que unos binoculares sean mejores que los otros. Hay prismáticos buenos y no tan buenos de ambos tipos. No obstante, la fabricación de unos binoculares de techo de calidad es bastante más laboriosa, de manera que hay que tener mucho cuidado con aquellos en las franjas de precios más bajos y siempre es mejor solicitar asesoramiento.
Binoculares de Porro
Se trata de unos prismáticos con una dilatada tradición y de gran popularidad que incorporan un sistema de prismas de Porro, los primeros que se emplearon para la fabricación de binoculares y que deben su nombre a su creador, Ignazio Porro. Se combinan dos segmentos de prismas que, gracias a su reflexión total, redirigen la imagen y la giran 180 por cada segmento. Al incidir en un ángulo especial, el haz de luz no se descompone cuando alcanza las superficies de interfaz de los prismas, sino que se refleja. Una de las peculiaridades de estos prismáticos es que los objetivos y los oculares no están alineados. Su mayor ventaja es que ofrecen una experiencia de observación muy plástica.
Binoculares de techo
Existen prismáticos de dos tipos, siendo el segundo de ellos conocido como sistema de techo. Estos binoculares presentan una carcasa considerablemente más compacta. Con el tiempo han ganado en popularidad a los sistemas de Porro.
Como su nombre bien indica, la trayectoria de la luz a través de los prismas se desarrolla en una forma similar al tejado de una casa. Por eso también se conocen como prismas "roof". La luz en los prismas de techo se transfiere por medio de reflejos, de manera que al menos una de las facetas debe estar metalizada, lo que se consigue aplicando capas de plata o de tratamiento dieléctrico. La luz se refleja en cinco puntos antes de llegar al ocular. Resulta bastante complicado fabricar un buen sistema de prismas de techo, ya que hay que procurar que la pérdida de luz en las superficies metalizadas sea la mínima posible. A veces se emplean los llamados prismas de Abbe-König, en los que no hay ninguna superficie metalizada.
Los misterios que se ocultan en el interior de los binoculares
Los sistemas de techo están equipados con dos prismas cuya misión es garantizar una imagen verticalmente del derecho. A la izquierda de la imagen está la lente del ocular y a la derecha la del objetivo.
Otro efecto exclusivo de los prismas de techo es el desplazamiento de las fases de la luz, causado por la trayectoria de reflexión a través de los prismas. Dicho de otro modo, la luz se desplaza en dos partes, lo que provoca un desplazamiento entre los valles y los picos de las ondas de luz. Esto debilita la intensidad de la luz, merma la resolución y crea efectos lumínicos que hacen que el contraste de la imagen disminuya.
Los binoculares de Porro y de techo presentan diseños muy distintos, cuya mayor diferencia reside en el uso de los prismas. Los binoculares de techo suelen tener un diseño mucho más compacto. Lo rayos de luz siguen una trayectoria en forma triangular, como la del tejado de una casa.
Por esta razón, a los prismáticos de techo de alta gama se les aplica un tratamiento para la corrección de fases (también conocido como revestimiento P) que vuelve a unirlas. En principio, los binoculares de Porro y los de techo pueden llegar a ofrecer las mismas prestaciones, siempre en función de la inversión realizada.