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Cinco extraordinarias nebulosas planetarias: cómo encontrar relojes de arena, anillos y bolas de nieve

¿Qué son las nebulosas planetarias? ¿Cómo puedo observarlas? A continuación viajaremos a cinco de los objetos celestes más bonitos que se pueden observar a través de un telescopio.

La nebulosa de Dumbbell M27 en la constelación de Vulpecula, foto de Marcus Schenk La nebulosa de Dumbbell M27 en la constelación de Vulpecula, foto de Marcus Schenk

"Ah, así que una nebulosa".
Este fue el comentario de una de las últimas personas que miró a través de mi telescopio. Hay a quien su primer contacto con el cielo nocturno no le entusiasma demasiado.
Pero ¿por qué?
Porque no saben lo que están observando. Por eso es tan importante saber qué hay detrás de cada objeto celeste, qué estamos observando concretamente.
Después de explicárselo por fin llegó el tan esperado "¡wow!". Siempre es mucho más entretenido observar el cielo cuando conocemos un par de datos sobre él.
En este artículo presentamos 5 interesantes nebulosas planetarias, y con instrucciones para su búsqueda.
Pero, antes de nada, descubramos qué se esconde tras estos misteriosos objetos.

¿Qué son las nebulosas planetarias?

Las nebulosas planetarias son objetos del cielo profundo que quedan fuera de nuestro Sistema Solar, a muchos años luz de distancia. Al principio, estas nebulosas eran estrellas como nuestro Sol.
Al igual que ocurre con nosotros, las personas, las estrellas también nacen, disfrutan de la infancia, crecen y llegan a la tercera edad. Naturalmente, no son organismos vivos, pero sufren una transformación. Estos procesos duran millones y miles de millones de años.
Las nebulosas planetarias, con sus estrellas centrales, una vez fueron gigantes rojas, es decir, estrellas que al final de su vida se hinchan y transforman todo el hidrógeno de su núcleo en helio al tiempo que su casco exterior crece de tamaño. A causa de la falta de la presión de la radiación, se contraen desde dentro, desprendiéndose cada vez de más masa para al final acabar convirtiéndose en enanas blancas, no mucho más grandes que un planeta.

Este es el ciclo de la vida de una estrella con una masa 1,5 veces la del Sol. Este es el ciclo de la vida de una estrella con una masa 1,5 veces la del Sol.

Ese proceso funerario se produce en estrellas con una masa hasta 1,5 veces la del Sol y, posteriormente, alcanzan temperaturas superficiales de entre 30 000 y 150 000 K. la nebulosa resultante está compuesta de hidrógeno, helio, oxígeno y se expande generalmente a una velocidad de 25 kilómetros por segundo. Si la vemos es porque la enana blanca emite una fuerte radiación ultravioleta que hace que brille. Al observar las nebulosas en este proceso más detalladamente a nivel espectroscópico, los astrónomos pueden descubrir información muy interesante sobre la vida y la composición de la estrella original.
El origen de la designación "nebulosa planetaria" se remonta al siglo XVIII. Alrededor del año 1764 Wilhelm Herschel observó las primeras nebulosas de este tipo y se le antojaron parecidas a los grandes planetas de nuestro Sistema Solar. Seguramente esta valoración se debió a motivos visuales, porque los telescopios de aquella época ofrecían una resolución limitada. Sea como fuere, de ahí viene su nombre, que tan bien suena.

Nubes de humo de tiempos inmemoriales

Como todo en el Universo, cada nebulosa planetaria tiene su propia edad. Las más jóvenes, que se ven como nebulosas luminosas y compactas, pueden tener tan solo 2000 años. Las más antiguas pueden llegar a tener 10 000 años y están tan extendidas que solo se pueden ver cuando el cielo está oscuro. Dado que las nebulosas, que una vez contuvieron una estrella, se expanden de forma permanente, llegan a un punto en el que se vuelven invisibles y se pierden en la infinidad del espacio.

Observar nebulosas planetarias

Observación de las nebulosas planetarias
Para poder ver objetos nebulosos el cielo tiene que estar oscuro. Sin embargo, este no es el caso con algunas nebulosas planetarias compactas. Algunas se pueden ver desde la ciudad o, al menos, desde zonas en las que el cielo ofrece unas condiciones relativamente buenas.
Quien piense que una nebulosa planetaria siempre se ve igual está muy equivocado. Puede adoptar las formas más diversas y, de hecho, se diferencian.

Existen:
- Anillos
- Discos
- Mancuernas o relojes de arena
- Formas irregulares

Es muy bonito poder determinar la forma que tienen en un momento dado directamente durante la observación. En el caso de las nebulosas expandidas, resulta interesante observar la línea OIII del oxígeno doblemente ionizado con un filtro OIII. Estos filtros son recomendables con telescopios con apertura de más de 200 mm.
Generalmente, con las nebulosas compactas podemos prescindir de filtro y ampliarlas considerablemente. En el caso de las nebulosas más luminosas tampoco es necesario que el cielo sea óptimo.
Tanto si se incrementa el contraste como si no, la línea OIII de las nebulosas planetarias siempre es beneficiosa, porque emite su radiación en la región verde del espectro de la luz visible (a 495 y 500 nm), justo aquella a la que más sensible es el ojo humano. Por eso en algunas nebulosas vemos un color verdoso.

1. M 27: el faro verde del Universo

El catálogo de Messier solo incluye cuatro nebulosas planetarias. Una de ellas es la nebulosa Dumbbell M27, que es una de las más luminosas de su tipo. Fue descubierta por Charles Messier en 1764 y fue John Herschel quien la describió por primera vez como una mancuerna, que es lo primero que vemos al mirar esta nebulosa, aunque también se asemeja a un reloj de arena. Pero solo en su parte más luminosa, porque en las fotos de larga exposición también se puede apreciar un halo redondo que abraza toda la estructura.

Fotografía de la Mancuerna de Carlos Malagón Fotografía de la Mancuerna de Carlos Malagón

Con 3 años luz de diámetro, la M27 es bastante grande. Tiene unos 9000 años de antigüedad. El color que predomina en el telescopio es el verde, y es que con una óptica de 8" solo podemos apreciar correctamente la estrella central, con una magnitud aparente de 13,5. Los dos arcos en forma de cúpula u orejas a la derecha y la izquierda de la mancuerna también se pueden ver con telescopios pequeños con factores de aumento a partir de 50.

Para esta observación también se pueden usar unos buenos binoculares medianos de 10x50 o incluso de gran formato de 20x80. Sin embargo, con un telescopio pequeño desde 4" o uno mediano desde 6" se obtienen muy buenos resultados de forma mucho más sencilla. Naturalmente, a partir de ahí no existen límites. Con un telescopio de 12" se pueden incluso apreciar diferentes detalles.

Es recomendable iniciar las observaciones a principios del otoño. Las constelaciones estivales pronto se aproximarán al horizonte, pero aún estaremos a tiempo de ver la nebulosa de la Mancuerna. Se oculta entre el Cisne y el Águila, en la constelación de la Zorra (una que, al ser tan pequeña y estar formada por tan solo dos estrellas brillantes, suele escapárseles a los principiantes). Pero todavía no estamos cerca de M27.

Aún hay que llegar hasta la Flecha. Esta constelación está junto a la Zorra, en dirección al Águila. Destaca bastante pese a ser compacta y, además, realmente tiene forma de flecha.

Ubique la estrella más exterior en la punta de la Flecha en su buscador y después desplácese en paralelo aproximadamente un grado hacia el Cisne. A continuación, dibuje un pequeño arco por tres luminosas estrellas de entre 6,5 y 7 mag y llegará directamente a la Mancuerna.

Mapa estelar para la Mancuerna, Stellarium Mapa estelar para la Mancuerna, Stellarium

Dos técnicas de observación efectivas

¿Hay algún objeto celeste que no alcance a ver bien? Puede que estos consejos le sirvan de ayuda:
Parpadeo con filtros: Utilice un filtro OIII y/o UHC en una rueda para filtros. Durante la observación mire rápidamente con y sin filtro: así apreciará un parpadeo en el ocular.

Barrido de campo: Mueva el telescopio un poco para que las estrellas se desplacen en el ocular. Así, de repente puede aparecer una nebulosa tenue, y es que los objetos en movimiento se perciben con más claridad.

2. M57, el delicado anillo de humo

La nebulosa del Anillo o M57 es un objeto del cielo estival y una de las nebulosas planetarias más conocidas. Es una de las mayores atracciones del turismo astronómico, una de esas que no se puede dejar pasar y que nunca importa volver a visitar.
Fue descubierta en 1779 por el astrónomo Antonie de Darquier de Pellepoix. Poco tiempo después, Charles Messier lo incluyó en su afamado catálogo, un compendio de nebulosas y galaxias relativamente luminosas imprescindible para el astrónomo principiante. Por entonces se especulaba sobre la naturaleza de la nebulosa. Al principio se supuso que era un cúmulo estelar.

La maravillosa nebulosa del Anillo en una captura de Carlos Malagón La maravillosa nebulosa del Anillo en una captura de Carlos Malagón

Pero, en realidad, este objeto era una estrella como nuestro Sol que se consumió hasta convertirse en una enana blanca. Los fuertes vientos estelares que soplaban dieron forma hace unos 20 000 años a la nebulosa del Anillo. Su forma es ligeramente ovalada y presenta una extensión aparente de casi 100 segundos de arco, con lo que es aproximadamente dos veces más grande que Júpiter. La envoltura de gas se expande a una velocidad constante de 50 kilómetros por segundo. Eso significa que cada siglo crece 1 segundo de arco. La nebulosa del Anillo presenta un diámetro real de 1 año luz y está a 2300 años luz de la Tierra. Si bien se puede localizar con unos binoculares de gran formato de 15x70 o 20x80, con este instrumento se muestra puntiforme. Para poder apreciar bien su delicado anillo de humo es necesario usar un telescopio con un factor de aumento a partir de 100. Si se observa con detenimiento, incluso se pueden distinguir diferentes regiones luminosas.

Cómo encontrar el Anillo

Se esconde en la pequeña constelación de la Lira, que se alza alta en el cielo nocturno de los meses del verano. Vega, su estrella principal, es una de las primeras en asomar en el cielo durante el crepúsculo. Con su estrella principal, Lira tiene forma de paralelogramo. La nebulosa del Anillo se encuentra entre las dos estrellas inferiores Sulafat y Sheliak.

Mapa estelar para la nebulosa del Anillo, Stellarium Mapa estelar para la nebulosa del Anillo, Stellarium

3. NGC 7662: la Bola de Nieve espacial

Bola de Nieve Azul, así es como se conoce la espectacular nebulosa planetaria del cielo otoñal con una luminosidad de 8,3 mag. Su intenso color azul se puede apreciar con telescopios de todos los tamaños.
William Herschel la descubrió en el año 1784 y la describió como un disco similar a un planeta de 15" de diámetro. No es difícil entender por qué entonces este tipo de nebulosas se confundían fácilmente con planetas como Neptuno: todo por el color.

NGC 7662: Bola de Nieve Azul en una captura de Bernd Gährken NGC 7662: Bola de Nieve Azul en una captura de Bernd Gährken

La Bola de Nieve está a una distancia de 6000 años luz y por eso se ve tan azul, ya que brilla con gran intensidad en la línea OIII del espectro lumínico, a 500 y 495 nm, lo que nosotros percibimos como un tono verde azulado. En su interior alberga una enana blanca muy caliente con una temperatura superficial de 75 000 grados Kelvin. Sin embargo, no es posible ver la estrella central, ni siquiera con los telescopios amateur más grandes. Un motivo podría ser que la nebulosa es muy difusa en su núcleo y, por ello, no es posible ver la estrella a través de él.
Con binoculares o un telescopio de pocos aumentos vemos un punto azul muy difícil de distinguir de cualquier estrella. Por eso es difícil identificarla a la primera si antes no se ha determinado su ubicación correctamente. Está acompañada de otras estrellas luminosas.
Con un factor de aumento más alto, de unos 30, se puede apreciar un pequeño disco ovalado con ese aspecto difuso que permite diferenciarlo de las estrellas. Como la superficie es tan luminosa, podemos ampliar los aumentos sin problema hasta 150 o 200 para distinguir entre un exterior luminoso y un área interior más oscura.

¿Dónde está la Bola de Nieve Azul?

NGC 7662 se encuentra en una región con bastantes pocas estrellas luminosas. Las estrellas principales más brillantes de las constelaciones vecinas están a buena distancia, entre 10 y 15º. A medio camino hacia la estrella fija Alpheratz, a la izquierda, en dirección hacia la constelación de , encontramos una hilera de 3 estrellas con una magnitud aparente de entre 3,8 y 4,2. Alinee su buscador con la estrella inferior ι And y muévase 2° hacia el oeste.

Mapa celeste para encontrar la Bola de Nieve Azul, Stellarium Mapa celeste para encontrar la Bola de Nieve Azul, Stellarium

4. NGC 6826: el Ojo que Parpadea

Entre los objetos celestes se puede encontrar todo tipo de curiosidades, como, por ejemplo, la nebulosa planetaria del Ojo que Parpadea, NGC 6826. Sí, ha leído bien: esta nebulosa parpadea de verdad.
Pero ¿cómo es eso posible?

No es ningún efecto astrofísico; el truco está en la fisiología de nuestros propios ojos, en los que la imagen incide en puntos sensibles y no sensibles de la retina.

NGC 6826: Ojo que Parpadea en una captura de Bernd Gährken NGC 6826: Ojo que Parpadea en una captura de Bernd Gährken

NGC 6826 se puede observar con telescopios pequeños. De hecho, dado su efecto parpadeante, el resultado es más fascinante que con instrumentos grandes. Con una luminosidad de 8,8 mag, no cuesta demasiado encontrarla en la constelación del Cisne. Sin embargo, no es tan fácil identificarla a primera vista, ya que con pocos aumentos está tan compactada que al principio solo vemos su luminosa estrella central. Por eso es importante saber dónde se ubica este "ojo".
Una vez localizado, aplique un factor de aumento de 100 y así podrá apreciar al instante la brillante estrella central de 10,6 mag. Pero ¿dónde se ha quedado la nebulosa? Tiene una forma muy compacta y redonda que no se puede apreciar mediante la observación "convencional". Mire ligeramente hacia un lado de la estrella central y entonces aparecerá la nebulosa como por arte de magia en el ocular. Vaya intercambiando vistazos directos con otros laterales y empezará a parpadear.
Ese efecto tan fascinante solo se puede apreciar con telescopios pequeños: se crea con la técnica de la visión directa (cuando miramos el objeto de frente) e indirecta (cuando miramos ligeramente a un lado) y solo se puede apreciar cuando el objeto está dentro del umbral de percepción del telescopio.

Cómo encontrar la nebulosa

En el ala izquierda del Cisne (si se observa en forma de cruz, entonces en el lado derecho) encontramos las estrellas Delta Cyg e Iota Cyg y, entre ambas, la luminosa estrella Zeta Cyg, de 4,4 mag. Desplácese unos 50', o sea, casi 1°, hacia una estrella de 6,2 mag. Desde ahí, vuelva a moverse 24' y llegará a la nebulosa parpadeante NGC 6826. Si entonces aplica un factor de aumento pequeño y utiliza un ocular gran angular extremo podrá ver la nebulosa junto con la cadena de estrellas, con Zeta Cyg en el borde del campo visual.

Mapa celeste para la nebulosa del Ojo que Parpadea, Stellarium Mapa celeste para la nebulosa del Ojo que Parpadea, Stellarium

5. M76: la Mariposa planetaria

5. M76: la Mariposa planetaria

Conocida como la Pequeña Mancuerna, la hermana menor de la nebulosa de la Mancuerna, la Mariposa e incluso el Corcho, M76 es una de las cuatro nebulosas planetarias del catálogo de Messier, concretamente la más tenue, pese a lo cual ofrece una observación de gran belleza.
Con binoculares, si bien es necesario saber dónde encontrarla y preferible tener ciertos conocimientos sobre observación astronómica, con unos prismáticos relativamente grandes, de 20x80, se puede apreciar maravillosamente como una diminuta mancha nebulosa. Sin embargo, en el telescopio despliega todo su encanto.

Pero ¿qué es ese objeto? Presenta un sistema central con 2 estrellas binarias muy próximas entre sí de prácticamente 18 magnitudes de luminosidad y una temperatura superficial de 140 000 grados Kelvin. La nebulosa que se extiende alrededor de las estrellas está a 2500 años luz y se expande a una velocidad de 50 km por segundo o 180 000 km por hora. A modo de comparación, la sonda espacial Voyager 2, que viaja por el cosmos desde 1977, alcanza una velocidad de 48 000 km por segundo y desde su lanzamiento ha recorrido 18 000 millones de kilómetros.
Con muy pocos aumentos, la nebulosa N76 adquiere una forma más estelar o redonda. A partir de un factor de 50 o 60 empieza a desvelar su aspecto alargado que recuerda a un corcho. Con un telescopio de 100 mm y los aumentos adecuados se puede apreciar una segunda estructura (de hecho, antes se pensaba que eran dos nebulosas). En un telescopio medio se ven a izquierda y derecha dos zonas luminosas, casi como si se tratase de una estructura con una franja oscura en el centro. Con un filtro OIII o UHC y un cielo oscuro a veces se pueden ver dos pequeños arcos que se extienden serpenteando desde la nebulosa.

Cómo encontrar la nebulosa

En otoño M76 está muy alta en el cielo y, por lo tanto, en buena posición para observarla. Pero dar con ella no es tan sencillo. Tenemos que apuntar aproximadamente hacia Casiopea y Andrómeda, y justo entre ambas encontrará la pequeña nebulosa de la Mancuerna. Cerca hay un par de estrellas de brillo intermedio, de 3,5 y 4,0 mag. La primera, Ípsilon And, es la más luminosa y la segunda, Fi Per, está a poco más de 2" en dirección a Casiopea. Pues bien, el objetivo está a tan solo unos 50'.

Mapa estelar para la Pequeña Mancuerna, Stellarium Mapa estelar para la Pequeña Mancuerna, Stellarium

Conclusión

Estas cinco son algunas de mis nebulosas planetarias favoritas, de esas que nunca me canso de admirar. Dicen que cada día hay que descubrir algo nuevo. ¿Cuál de estas nebulosas explorará la próxima vez?

Cuando coja su telescopio intente trasladarse a los tiempos de Wilhelm Herschel y pregúntese qué es lo que ve a través del objetivo.

¡Que disfrute de su observación!

Autor: Marcus Schenk

Marcus es observador de estrellas, creador de contenidos y autor de libros. Desde 2006 ayuda a la gente a encontrar el telescopio adecuado para ellos, y ahora también por medio de artículos y vídeos. En su libro "Mein Weg zu den Sternen für dummies Junior" (Mi camino hacia las estrellas para niños) muestra a los más jóvenes lo que pueden encontrar en el cielo nocturno.

Como buen adicto a la cafeína, su sueño es llevarse su cafetera de espresso a sus sesiones de astronomía bajo las estrellas.