Observar más allá de la contaminación lumínica
La Luna y los planetas destacan incluso aunque el cielo esté iluminado. Pero para ver objetos del cielo profundo es mejor desplazarse hasta el campo.

El lugar adecuado para observar el cielo
La Luna y los planetas se pueden observar sin problema desde la ciudad, pero los objetos del cielo profundo, los cúmulos estelares tenues, las galaxias y las nebulosas gaseosas requieren irremediablemente un cielo oscuro. Durante los últimos años ha crecido el número de farolas, proyectores e iluminación en fachadas, lo que ha contribuido a que en muchos países se reduzca el número de lugares adecuados para practicar la astronomía.
Pese a las dramáticas consecuencias que esto tiene a nivel ecológico para muchas especies nocturnas y para la reducción de los gases de efecto invernadero y del consumo general de energía, la mayoría de los políticos no muestran mayor compromiso en lo que a gestión de la contaminación lumínica respecta. Esto obliga a los aficionados a la astronomía a buscar sus propias soluciones para encontrar lugares de observación aceptables. Las zonas aisladas y los montes altos son un ejemplo. Durante el otoño, pese a la niebla que se concentra cerca del suelo, aún es posible disfrutar de buenas noches astronómicas. Cuando las condiciones acompañan, podrá ver a través de su telescopio objetos que hasta entonces había creído inalcanzables. En otras palabras, los desplazamientos y excursiones sin duda merecen la pena.
Para observar objetos del cielo profundo hay que ir como mínimo a una "zona verde". Sin embargo, para observar la Luna y los planetas la contaminación lumínica resulta irrelevante.
En este enlace encontrará un mapa de mejor resolución: