La Media Luna en el Cisne
Aparte de Norteamérica y el Velo, el Cisne también es el hogar de la exótica nebulosa de la Media Luna, NGC 6888, un objeto para observar con filtro OIII.
La constelación del Cisne tiene mucho que ofrecer a los cazadores de nebulosas gaseosas: las grandes protagonistas de las astrofotos de esta región son la nebulosa Norteamerica (NGC 7000) y el extenso complejo de nebulosas γ-Cygni (IC 1318). Cerca de este encontramos la nebulosa de la Hoz o de la Media Luna, NGC 6888. Este objeto, descubierto en 1792 por Wilhelm Herschel, es una de las denominadas nebulosas de Wolf-Rayet, ya que su gas procede de la estrella Wolf-Rayet WR 136.
Estrella masiva Wolf-Rayet
Las estrellas Wolf-Rayet son una fase evolutiva de estrellas masivas que al final de su vida generan un fuerte viento estelar expulsando en consecuencia una gran cantidad de materia a su entorno. Nosotros percibimos dicho material como una nebulosa alrededor de la estrella. Dada su elevada temperatura superficial, de unos 55 000 °C, WR 136 emite radiación ultravioleta de alta energía que excita el gas de la nebulosa y lo hace brillar.
Sin embargo, hay otro proceso detrás de esta emisión de radiación: el material expulsado por la estrella choca contra el medio interestelar y crea una especie de muro contra el que el que el gas choca y se calienta e ioniza. Las fotografías de NGC 6888 muestran una estructura filamentosa que en un principio llevó a los expertos a catalogar la nebulosa de la Media Luna como los restos de una supernova. Pero, a diferencia de la nebulosa del Cangrejo, no se encontró ningún púlsar en su centro. La nebulosa, que mide aproximadamente 18' × 13', se encuentra a unos 4500 años luz de distancia de nosotros, por lo que presenta una extensión real de 25 × 16 años luz.
Una hoz que solo se puede ver con ayuda de filtros
Aunque NGC 6888 puede observarse correctamente con un telescopio pequeño y luminoso de a partir de unas 4", el instrumento ideal es un Dobson de 8", ya que aúna la capacidad de resolución y de captación de luz necesarias. Lo mejor para encontrar la nebulosa en la densa maraña estelar de la Vía Láctea es utilizar un buscador óptico. Partimos de γ Cyg y giramos en dirección a η Cyg hasta casi exactamente un tercio de la distancia.
En cuanto demos con NGC 6888, debemos instalar el filtro [OIII] sin más dilación, ya que no solo aumenta el contraste con el fondo celeste, sino que también contribuye a ocultar las estrellas de la Vía Láctea. Además, el filtro [OIII] también permite visualizar la característica forma de hoz o media luna que da nombre a la nebulosa. De este modo, se evita que cadenas estelares simulen estructuras en este objeto tan complejo. La parte más brillante de la nebulosa es la parte meridional de la media luna. En fotografías de larga exposición se ve claramente la marcada transición en el brillo. Por lo tanto, durante la observación merece la pena practicar la observación indirecta para poder percibir las partes más débiles. Un cielo con contaminación lumínica puede ser un problema incluso para telescopios grandes, ya que puede eclipsar muchos detalles.
Autor: Daniel Spitzer / Licencia: Oculum-Verlag GmbH