El gigante pálido
De safari por los cúmulos globulares de Hércules: además de la joya de la corona, M13, también merece la pena hacer una parada en los impresionantes M92 y NGC 6229.
A diferencia del legendario Hércules, que era conocido por su fuerza, su homólogo celeste es bastante discreto. A pesar de su gran extensión, esta constelación solamente llama la atención por la forma trapezoidal de su núcleo. Sin embargo, en sus alrededores encontramos varias de las paradas de nuestra ruta de observación.
Unos hermanos muy diferentes
El que quizás sea el cúmulo globular más popular del cielo boreal, Messier 13, puede observarse a simple vista y es muy fácil de encontrar entre las estrellas occidentales del trapecio. Los prismáticos nos ofrecen una imagen claramente aplanada, como si de una bola redonda se tratase. Lamentablemente, su factor de aumento no alcanza para dividirlo en estrellas individuales, pero con 10 aumentos empezamos a distinguir una ligera estructura.
M92 está literalmente eclipsado por M13. Este cúmulo globular también puede detectarse sin instrumentos ópticos, aunque solo con unas condiciones de observación excelentes. Encontrarlo entre las estrellas π y τ Herculis requiere cierto esfuerzo, ya que a 8 aumentos parece muy brillante, pero prácticamente puntiforme. Hay que subir a 10 aumentos para ver una estructura claramente bidimensional, eso sí, mucho más pequeña que M13.
Un hermano pequeño y un trabalenguas
Además de los dos objetos del catálogo de Messier, Hércules esconde un tercer cúmulo globular que, si bien es apto para observar con binoculares más grandes, como unos 10×50, es bastante difícil de encontrar: hablamos de NGC 6229. En la parte más al norte de la constelación, entre las estrellas 42 y 52 Herculis, hay una débil estrella que, si se observa con atención, parece ligeramente deshilachada por los bordes. Para dar con ella, resultan de gran ayuda un par de estrellas más brillantes situadas ligeramente hacia el oeste.
Hay objetos que, pese a no ser particularmente espectaculares, representan algo muy especial. El cúmulo estelar abierto Dolidze-Dzimselejsvili 5 es uno de ellos a causa de su nombre. El catálogo de estos dos astrónomos georgianos incluye un total de once cúmulos estelares, todos ellos en proceso de disolución y, por tanto, carentes de un especial atractivo para su observación. Este es también el caso de DoDz5, que se encuentra en medio de la línea imaginaria entre η y 25 Herculis; M13 comparte el mismo campo visual en los binoculares. Mediante observación indirecta podemos identificar un conglomerado de unos 20' de radio formado por tenues estrellas, de las que una o dos más brillantes parpadean. No es un objetivo fácil, pero sí exótico y, por lo tanto, ideal para nosotros, los usuarios de binoculares.
Autor: Kay Hempel / Licencia: Oculum-Verlag GmbH