Orión
Es la constelación más bonita, prominente e inconfundible del cielo invernal. Y, con su nebulosa, es sin duda el objeto del cielo profundo más impresionante.
Seguramente Orión sea la constelación invernal más bella y una de las más conocidas de todo el firmamento. Con su forma inolvidable y enorme cantidad de estrellas luminosas, Orión es una constelación fácilmente reconocible incluso para los observadores menos experimentados. Las representaciones pictóricas muestran a un hombre de pie o arrodillado cuyos hombros y pies están delimitados por un cuadrado de estrellas y su famoso cinturón por una cadena de tres astros.
Las dos estrellas más luminosas dibujan el hombro izquierdo (Betelgeuse) y el pie derecho (Rigel). Se trata de dos supergigantes estelares con temperaturas totalmente diferentes, rasgo que se plasma en sus colores: mientras que a 3300 °C Betelgeuse se caracteriza por un tono anaranjado, con sus 11 700 °C Rigel brilla con una luz entre azulada y blanquecina. La designación "supergigante roja" cobra todo su sentido en el caso de Betelgeuse, ya que su diámetro es más de 800 veces el de nuestro Sol, por lo que la estrella del hombro de Orión es la más grande que podemos observar a plena vista.
El arrogante cazador de los cielos
Como la constelación se encuentra en el ecuador celeste, se puede ver prácticamente desde cualquier lugar de la Tierra. De ahí que existan leyendas, mitos e interpretaciones de Orión por todos los rincones poblados del mundo. Pero quizás la más conocida sea la del cazador celeste, que lucha con su escudo y garrote contra Tauro, ubicado directamente junto a él, al noroeste. Las constelaciones del Can Mayor y Menor representan a sus perros y completan la escena de caza.
En la mitología griega Orión era hijo de Poseidón y un cazador tan fuerte como atrevido. Se jactaba incluso ante la misma diosa de la caza, Artemisa, de ser capaz de dar muerte a cualquier animal. Y al final fue un pequeño escorpión quien consiguió acabar con él de una picadura en el talón. Ambos contrincantes fueron inmortalizados en las estrellas, pero en lugares opuestos para que no pudieran encontrarse jamás, ni siquiera en el cielo. Y, así, el venenoso escorpión sale por el este cuando el poderoso cazador se pone por el oeste.
Nebulosa invernal
La constelación más impactante del invierno abarca la que para muchos es la nebulosa gaseosa más bella de todo el cielo nocturno: la célebre nebulosa de Orión (M42). Esta región de formación de estrellas se puede ver incluso a simple vista como una mancha difusa debajo del cinturón de Orión. Y con un telescopio pequeño podremos diferenciar en la parte más brillante de la nebulosa un cuadrado de estrellas, conocido como el Trapecio de Orión. Otros objetos de interés para observar con un instrumento pequeño son la nebulosa de reflexión M78 y la nebulosa de la Flama o NGC 2024.
Autor: Nico Schmidt / Licencia: Oculum-Verlag GmbH